Estamos a salvo del filo de la noche,
De bares donde rompen el humo las canciones,
De las putas con frío, del alcohol en la calle,
Del s**o transparente, de que sus vientres hablen.
Del hambre, nos salvaron, de otros continentes,
De las verdades que gritan dormidas las mujeres.
Estamos a salvo de aviones, rascacielos,
De niños ancianos cruzando nuestro estrecho,
De saberse perdido, la luz de la memoria,
Del polen, de su risa, de que yo te conozca.
De decidir el fin, y morir con aguacero,
Cansado de doler, de la aurora y sus sueños.
Los ángeles custodios nos pusieron a salvo,
Cerraron las ventanas para evitar tu salto.
De nuestras decisiones los sabios nos salvaron,
Del mordisco rebelde que supone este abrazo.
Estamos a salvo del mar y su pureza,
De libros que escribieron preguntas sin respuestas,
De estar sin cobertura, de hablar con el vecino
Que duerme en la escalera, del azar y sus hijos.
Del aire estás a salvo en que tiemblan mis ladridos.
De ti estamos a salvo. Mi vida estoy perdido.