Ana, es tan corta la vida, y son tantas despedidas llenas de promesas vanas. Ana, ¿qué será de nosotros cuando caigamos y otros ocupen nuestro lugar? Ana, ¿dónde será la batalla próxima en que perdamos la guerra contra la soledad? Ana, volverás a escuchar las piedras que contra tu ventana lanzó la felicidad. Lanzó la felicidad. Ana, es tan corta la vida, quizás me vuelva mentira y no te conozca mañana. Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año en que forjamos la paz. Ana, quizás me marche y no vuelva, quizás me muera y no tengas que maldecirme jamás. Ana, te veo y me declaro culpable de desear tu presencia más que desear la paz. Ana, ¿qué hago yo con mis canciones, con el manojo de escarcha, con mis ganas de matar? Ana, ¿qué hago yo con las montañas de papeles que he firmado jurando morir o amar? Jurando morir o amar. Ana.