Para encontrar el cielo, no busques tan allá;
Aunque no te hayas dado cuenta, tú sabes dónde está.
Así olvidas los sueños mecidos por el mar;
Sueños de los que jamás debimos despertar.
Cuando nos crucemos no me llores, por favor;
Ya sabes que llevo, para ti, siempre una flor.
Si quieres que te dé mi flor,
Susurra en mi oído y convénceme.
Si quieres que te dé mi amor,
Tendrá que ser otra vez.
Cuando me quedo solo y me da por pensar,
Pienso tu cuerpo desnudo y ya no puedo parar.
Tu boca se aproxima…, tus manos, ¿dónde irán?
Tu lengua me domina y pierdo la voluntad.
Cuando nos crucemos, no me mires con rencor;
Ya sabes que llevo, para ti, siempre una flor.