A mi nunca me fue mal, me fue peor,
si algún día por milagro llueve sopa
en lugar de una cuchara o una copa
en mi mano tendré solo un tenedor.
No me queda ya entusiasmo por vivir,
sin embargo sigo acá, no me suicido
porque estoy más que seguro, persuadido
que ni el tiro del final me va a salir.
El fracaso desde siempre fue mi socio,
de tal suerte que a esta altura debería
escribir en mis frecuentes ratos de ocio
cierto libro que ninguno compraría:
el manual de cómo hacer un mal negocio,
algo así como mi propia biografía.
A mi nunca me fue mal, me fue peor,
para darle una alegría a los chicos
al ladito de la vía puse un circo
y hasta el último enanito me creció.
De muchacho me sentía un picaflor,
y a pesar de conocer todas las tretas,
tantas veces me colgaron la galleta...
La derrota es lo que me sale mejor.
El fracaso desde siempre fue mi socio,
de tal suerte que a esta altura debería
escribir en mis frecuentes ratos de ocio
cierto libro que ninguno compraría:
el manual de cómo hacer un mal negocio,
algo así como mi propia biografía.