Era como beber el rocío al amanecer de la flor de tu piel en otoño y entre membrillos. Quince, hacia dieciséis, tus pechos dos gotas de miel, apuntando como higos ambrientos de luna. Polvo en el viento al amar. Ezquíva, más que un pez, abriendo y cerrando al boca, por favor, no me quites la ropa. Cuando por el reloj, la siesta bajaba el telón y vi a tu habitación, enredaba mi ser con la tuya. Luz de bengala el amor. Tenía que tapar con besos acuáticos: glorias, tus murmullos de gata celosa. Pequeña historia que nunca voy a olvidar, pequeña historia que va tatuada con sal en mi memoria, y por más vueltas que da el carrucel de la vida, no se me van. Lucha en cada botón de tu blusa, guerra sin cuartel, cada palmo de piel, por debajo de la cintura. Fósforo vivo el amor. Líla el sujetador, faldita de color aurora, navegando en la mar de la alfombra. Pequeña historia que nunca voy a olvidar,
pequeña historia que va tatuada con sal en mi memoria, y por más vueltas que da el carnaval de la vida, no se me van. Pequeña historia que endulzando el ayer, pequeña historia de un bar de adolescentes que van descubriendo el placer de morir por nacer en la orilla salvaje del amor carnal. No te voy a olvidar, no. No te voy a olvidar, yeah. Pequeña historia que no se borra jamás, pequeña historia que va tatuada con sal en mi memoria, y por más vueltas que da el carnaval de la vida, aquí seguirán. Pequeña historia que va... Pequeña historia que va... Pequeña historia que va... Dentro de mi. Pequeña historia que va... Pequeña historia que va... Pequeña historia que va... Dentro de mi. Pequeña historia que no se borra jamás, pequeña historia que va tatuada con sal (Dentro de mi) en mi memoria, y por más vueltas que da el carnaval de la vida, aquí seguirán.