Cuenta una leyenda que en un lejano lugar Fue abandonado un niño en la puerta de un billar Un biberón de vino tibio, y un pañal de skay Sin nombre, ni pasado, sin guardianes, ni moral Solo una nota en su regazo: "Es el hijo del Metal" Fue criado por los jevis enrollados del local Atado a una pata del futbolín, creció sobre el serrín
Nunca pidió más comida que mendrugos con fuagrás Xustas de porro y tripas de calamar Vino y true Metal fue su dieta, su lección Hasta un día en que no hubo sol El aire se volvió carmín Y sintió un picor en su crin Una voz en los petacos le habló así... "Yor de warrior of the barrio..."