No quiero abrazar fortunas,
quiero subir a la cima.
Amar solamente a una
pura de la nueva vida.
Al candidato del mundo
voy a pedirle un consejo:
que me diga cuándo el canto
se está muriendo de viejo,
cómo debo renovarlo
para que nunca agonice a destiempo.
Y no me fijo en los triunfos
ni en los tantos desaciertos.
Y me doy cuenta que el mundo
anda pidiendo un concierto
de música pacifista
donde pelee el amor y el artista.
En el fango, en tierra firme
está el amor esperando.
Y no hay nada que decirle
no existe el cómo ni cuándo.
Y es una luz que destella
y no tiene candidato, ni estrella.
Por eso en el mundo existe
el amor sin alegría
porque su agonía es dulce
y aquí no valen suicidas
que lo vistan de tragedias
que el amor con muerte, no se remedia.
Y el pueblo poco vidente,
el que se siente engañado,
que no escuche malos sones
ni programas de la radio
que la música actualmente
se mira sólo económicamente.
No se engañe con trombones
ni trompetas sin sordinas.
Que tal salsa sólo adorna
platos de alta cocina.
Y la música defiende
la identidad de mi pueblo y su gente.