No quiero abrazar fortunas, quiero subir a la cima. Amar solamente a una pura de la nueva vida. Al candidato del mundo voy a pedirle un consejo: que me diga cuándo el canto se está muriendo de viejo, cómo debo renovarlo para que nunca agonice a destiempo. Y no me fijo en los triunfos ni en los tantos desaciertos. Y me doy cuenta que el mundo anda pidiendo un concierto de música pacifista donde pelee el amor y el artista. En el fango, en tierra firme está el amor esperando. Y no hay nada que decirle no existe el cómo ni cuándo. Y es una luz que destella
y no tiene candidato, ni estrella. Por eso en el mundo existe el amor sin alegría porque su agonía es dulce y aquí no valen suicidas que lo vistan de tragedias que el amor con muerte, no se remedia. Y el pueblo poco vidente, el que se siente engañado, que no escuche malos sones ni programas de la radio que la música actualmente se mira sólo económicamente. No se engañe con trombones ni trompetas sin sordinas. Que tal salsa sólo adorna platos de alta cocina. Y la música defiende la identidad de mi pueblo y su gente.