Tú me diste permiso para aparecer pero no para protagonizar y cuando con mi baile yo me destaqué como una fiera te pusiste Caridad y aprendí en la parranda que tú eres la que manda. Me diste una trompada con tu brazo secular y me dejaste llorando, con los mocos por el fango, mientras te pedía otra oportunidad. Soy un hombre que sufre. Y yo te di el aval para Elpidio Valdés y te ofrecí mi fuerza laboral y conspiraste pa' sacarme del hotel porque no me quería desnudar. Y me dejaste en eso, me sacaste del proceso, me diste una libreta, y me mandaste al hospital. Me cambiaste el escenario, respondí tu cuestionario, y te dije que no iba a protestar. Soy un hombre que sufre. Y me dejas sin dinero y en los plantes de rumbero nunca me dejas cantar.
Y tú abusas porque sabes que a pesar de tus dechaves no me voy a endanzonar. Pero ya me voy cansando que me andes cuestionando mi manera de bailar el guaguancó. Y yo te di el aché para Kunta Kinte y yo puse a la tribu en su lugar y me mandaste luego fuera a conseguir justicia para otro solar y me dejaste en eso cuando vine de regreso tenías a un extranjero en la cama matrimonial y me di cuenta en tu mesa que mi amor no te interesa si no soy mansito e incondicional. Soy un hombre que sufre. Y me dejas sin dinero y en los plantes de rumbero nunca me dejas cantar. Y tú abusas porque sabes que a pesar de tus dechaves no me voy a endanzonar. Pero ya me voy cansando que me andes vigilando a la hora de bailar el guaguancó.