¿Los temblores algún día se irán? Siento desmayarme y no siento nada más. Quedo suspendido en un vacío y miro como un niño atrás de un vidrio en una tempestad. Cargo con la culpa de mis actos, siendo franco, nunca son exactos para mí. Muerdo el vidrio y mil astillas, son pastillas Diazepam. Mi cabeza tiene un patio ahí atrás,
donde todo el tiempo, la gente sale a gritar. Siempre discutiendo y siempre soy cautivo... ¡En mi cáscara de hueso hay más de lo que puedo imaginar!