Si pudiera reflotar mi barco hundido,
y aferrarme a una tabla de salvación,
te daría todo el tiempo que has perdido
por robarle unos segundos al amor.
Con la fiebre de una risa contagiosa
sigo preso de esta grave enfermedad,
soy el dueño de esta boca vanidosa
que derrama más mentira que verdad.
El estómago me está reconcomiendo
porque bebo y no me llego a emborrachar,
tu mirada se ha caído más adentro
y más adentro sólo queda más verdad.
Mira, es mejor doblar la esquina,
que no queda más salida
que este estúpido rodar.
Mira, es mejor si tú me olvidas,
mi verdad ya está servida
sigue el rumbo de tu vida y no me vuelvas a buscar.