Sevilla tuvo que ser
con su lunita plateada
testigo de nuestro amor
bajo la noche callada.
Y nos quisimos tú y yo
con un amor sin pecado
pero el destino ha querido
que vivamos separados.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido
por dos amores que han muerto
sin haberse comprendido.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido
por dos amores que han muerto
que son el tuyo y el mío.
¡Ay! barrio de Santa Cruz
¡Ay! plaza de Doña Elvira
hoy vuelvo yo a recordar
y me parece mentira.
Ya todo aquello pasó
todo quedó en el olvido
nuestros amores de entonces
en el aire se han perdido.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido
por dos amores que han muerto
sin haberse comprendido.
Están clavadas dos cruces
en el monte del olvido
por dos amores que han muerto
que son el tuyo y el mío.
Ay... Ay, que son el tuyo y el mío.