Aquellos ojos verdes
de mirada serena
dejaron en mi alma
eterna sed de amar.
Anhelos de caricias
de besos y ternuras
de todas las dulzuras
que sabían brindar.
Aquellos ojos verdes
serenos como un lago
en cuyas quietas aguas
un día me miré.
No saben las tristezas
que en mi alma han dejado
aquellos ojos verdes
que ya nunca besaré.