Spoken
El publicista Ditirambo Farfulla estaba desesperado, pesimista y con el corazón a la altura del estómago. Había previsto dificultades pero lo terrible era haber logrado entrar al país de la fantasía y carecer de ideas, sólo que un publicista auténtico jamás acepta la derrota; si algo es malo jura que es bueno y si es bueno proclama a trompetazos que se trata de algo archiexcelente.
Farfulla procuró no exagerar su situación por muy habituado que estuviera a las exageraciones; entonces se le ocurrió proponer un álbum a todo color titulado "Quién es Quién en el País de los Cuentos". Al pie de los grabados diría maravillas de cada subscriptor por una modesta suma de bastante importancia. Cri Crí, servicial, le ofreció introducirlo con famosos personajes de la fábula.
Desde luego procuraron no acercarse al Dragón. Al Dragón lo usan en tantos cuentos que siempre está con un humor de todos los dragones. Los Siete Enanos se interesaron por la idea pero ¿Porqué una gran página para cada uno de ellos? Están muy orgullosos de ser pequeñitos. Les gustaría figurar cuando más en una hoja de papel de fumar y todos reunidos porque jamás se han separado.
Entrevistar a la Bella Durmiente resultó imposible; estaba dormida. Ir a ver al Gato con Botas resultaba insensato; es demasiado marrullero y nadie le puede sacar ventaja. Cri Crí y Farfulla se apersonaron con varios gigantes buenos; los gigantes malos son intratables, pero a los muy grandulones el álbum les pareció demasiado chico. Simbad El Marino encontró la proposición excelente pero exigió que su retrato apareciera en papel mojado ya que un navegante empedernido necesita la humedad tanto como el aire que respira.
En total los personajes famosos pusieron tantas dificultades que casi parecían artistas de cine. Sin abandonar su ideal del álbum, Ditirambo Farfulla se conformó con hacerlo a base de tipos de menor cuantía como los animalitos y muñecos que figuran en las canciones de Cri Crí. Eso era fácil; Cri Crí le presento patos, perros, gatos, ardillas, ositos de peluche, un camello que mastica goma, etcétera; todos ellos preguntaron si el álbum era algo de comer y si sabía a dulces. Farfulla ya tenía jaqueca. ¡No me hablen de dulces cuando estoy tan amargado! Exclamó lastimosamente.
¡Toma igual que Bombom I!, ¿quien es ese Bombom?
se le contestó que era el rey de un cercano castillo de dulce. ¿Un castillo hecho con dulces? Mi oportunidad, gritó Farfulla recobrando la esperanza y sin despedirse de Cri Crí echó a correr hacia el castillo construído con golosinas; cruzó el puente levadizo como vendaval y topó con Bombón I, un reyecito de chocolate con narices de maní.
Haciendo honor a su nombre Farfulla farfulló todo un plan para atraer al turismo. Bombón, alarmado, lo hizo echar por su guardia de acaramelados caballeros con cascos de merengue. Ese rey vive temeroso de los geógrafos, procura que se ignore la latitud de su castillo, se esfuerza en que no se sepa tampoco la longitud y mucho menos que se divulguen juntas latitud y longitud pues en cuanto se averigüe donde queda ese sitio, en un santiamén el castillo estará a reventar de curiosos.