Qué triste se nos fue la vida;
atrás del cielo nos miran llorar
fumando lunas a escondidas,
revoloteando entre viejas paredes.
Qué triste se nos fue la vida;
la lluvia ácida mojaba octubre,
y de rodillas vuelan lamentos
de algunos buitres, de algunos cerdos.
Aviéntame.
Aviéntame hasta donde quieras,
y luego ven a mirar cómo revivo.
Aviéntame;
aviéntame hasta donde quieras,
y luego ven a mirar cómo no muero,
cómo aguanto.
Qué tristes senos tiene Carmela,
el silicón le ha roto el corazón,
y ahora llora como Ernesto,
que se ha castrado por falta de amor.
Aviéntame.
Aviéntame hasta donde quieras,
y luego ven a mirar cómo revivo.
Aviéntame.
Aviéntame hasta donde quieras
y luego ven a mirar cómo no muero.
Aviéntame.
Aviéntame.