Me marche, cogí la chupa de cuero
entre el roce de tus dedos
con los ojos más sinceros y pensé
que atrás yo dejaría
todo lo que mas quería y que querré,
empecé a bajar los escalones,
esos mismos que me vieron recaer,
toca achicar el agua, mientras subo el ancla
se va hundiendo mi alma en el fango otra vez,
empañé con mi vaho todos los cristales,
dibujando corazones para verlos desaparecer,
con la boca seca, igual que mis letras,
muriendo de sed
cuéntales que aquí no ha acabado todo,
que nunca estaremos solos,
que el camino empezó y terminó,
y hay otro que empieza, lleno de maleza,
arañando a los dos,
pero iré campo a través, igual que los animales,
donde no me puedan ver,
que sólo oiga mi rugido, donde se líen a tiros
y volvamos a caer,
desenfrenao, si la noche no viene a tu lao´
átamre en corto si me he encabronao,
que ahora mis cicatrices son de otros bocaos,
resurgiré, como el trigo que vuelve a crecer,
como fruto de olivo nacer,
como tú siempre hiciste cada amanecer,
pero iré campo a través, igual que los animales,
donde no me puedan ver,
que sólo oiga mi rugido, donde no se líen a tiros
y volvamos a caer,
sabes que aquí seguiré y que no pienso parar,
que daré mucho que hablar, para bien o para mal,
y que ya te hecho de menos hasta que me dé igual
que queda mucho que hacer, no dejaré de sangrar,
me quedan aún muchos perros a los que maullar,
no tengo ná que perder, sólo me queda avanzar.