Horas te vi, por siempre presente en mi voluntad,
las horas movía y crecía el dolor,
reía y reía mi fe en recordar
las horas y horas en que te vi.
Estaba sola en el rincón de aquella cama mirando hacia el balcón,
pensando sólo en como las nubes se mueven en la misma dirección,
fue entonces cuando decidí darme la vuelta y sacarte de mi cajón,
ya tu mirada no me asusta, no me engaña, he tomado una decisión.
Siento el ardor, por siempre presente
en la voz de callar lo nunca preciso,
decir la verdad.
Dolida la herida que no ha de parar
...
la sangre perdida por ti.
Estaba sola en el rincón de aquella cama mirando hacia el balcón,
pensando sólo en como las nubes se mueven en la misma dirección,
fue entonces cuando decidí darme la vuelta y sacarte de mi cajón,
ya tu mirada no me asusta, no me engaña, he tomado una decisión.