Por caminos Tucumanos,
hacia el monte en que nacieron,
tierra de soles ardientes,
perfumada de polen.
Por caminos Tucumanos,
vino, vidala y silencio,
se van los hombres del surco
tan pobres como vinieron.
Ha terminado la zafra,
dura labor de invierno.
La tierra quedó cansada
cansada como el obrero.
Ya no se ven en la huella
pesados carros cañeros.
Ya no se siente el zumbido
de los trapiches moliendo.
Y en la noche de los campos
como un adiós del silencio,
donde antes hubieron cañas
queda la mal´hoja ardiendo.
Adiós, tierra Tucumana.
Caminos que llevan lejos
me han de separar mañana
de tus campos y tus cerros.
Ya no he de ver en los surcos
curtidos brazos obreros
luchando de sol a sol
por lo que siempre es ajeno.
Ya no he de mirar la luna
asomando atrás del cerro,
ni el camino de Tafi,
piedra, canción y recuerdos.
Han de apartarme de aquí
caminos que llevan lejos.
Mas allá de aquellos montes
perfumados de polen.
Soy como el cañaveral,
tierra que rinde el esfuerzo.
Mis flores son de verano
pero adentro llevo inviernos.
Soy como el cañaveral,
con sol, y fruto, y silencio.
Y en el alma voy quemando
la mal´hoja de mis sueños.