Por caminos Tucumanos, hacia el monte en que nacieron, tierra de soles ardientes, perfumada de polen. Por caminos Tucumanos, vino, vidala y silencio, se van los hombres del surco tan pobres como vinieron. Ha terminado la zafra, dura labor de invierno. La tierra quedó cansada cansada como el obrero. Ya no se ven en la huella pesados carros cañeros. Ya no se siente el zumbido de los trapiches moliendo. Y en la noche de los campos como un adiós del silencio, donde antes hubieron cañas queda la mal´hoja ardiendo. Adiós, tierra Tucumana. Caminos que llevan lejos me han de separar mañana
de tus campos y tus cerros. Ya no he de ver en los surcos curtidos brazos obreros luchando de sol a sol por lo que siempre es ajeno. Ya no he de mirar la luna asomando atrás del cerro, ni el camino de Tafi, piedra, canción y recuerdos. Han de apartarme de aquí caminos que llevan lejos. Mas allá de aquellos montes perfumados de polen. Soy como el cañaveral, tierra que rinde el esfuerzo. Mis flores son de verano pero adentro llevo inviernos. Soy como el cañaveral, con sol, y fruto, y silencio. Y en el alma voy quemando la mal´hoja de mis sueños.