Era como el canto del cardenal, que se marchó en invierno...
y me quedé tirado sólo en un rincón, sin hablar
En el largo sueño de tu maldición, sudé la piel, lloré el rencor
y volví hacia el puerto viejo del alcohol y me emborraché...
Y morí en las manos,
de todos los santos... y en mi embriagués veo los barcos en el puerto,
una vez más sin el viento, con el color de las sirenas en el mar, me emborraché...
Cargo con la culpa de mi propio error, maté a mi amor y me condenó
hacia el bajo fondo de la perdición y me emborraché...
Y morí en las manos,
De todos los santos... y en mi embriagués veo los barcos en el puerto,
una vez más sin el viento, con el color de las sirenas en el mar,
Me emborraché... con el color de las sirenas en el mar,me emborraché...