Un hombre breve no es más que un hombre alado
un hombre alado es más que un hombre breve
que se mire a trasluz y se renueve
para sentirse azul y acomodado.
Un hombre abrigo es más que un hombre hermoso
un hombre hermoso no es más que un hombre abrigo
que importa si no tiene los ojos del castigo
ni el cuerpo estructurado y espumoso
ni un dotado arsenal bajo el ombligo
ni el rostro agradecido y glamoroso.
Un hombre estable no es más que un hombre bueno
un hombre bueno es más que un hombre estable
querible, transparente, ligero y razonable
sin restos en la duda y el veneno.
Un hombre vivo es más que un hombre rosas
un hombre rosas no es más que un hombre vivo
un hombre flor, y di que sí, un hombre olivo
que cuida del brocal y de las fosas
que canta delicado y emotivo
el por qué de los nombres y las cosas.