Pudieran convocar unas palabras más sublimes, más castas, más etéreas, más azules, más cándidas y enteras, más cercanas del sol, más deslumbradas. Nostálgicas y tibias y soñadas, proféticas y púdicas y alternas, rosadas y cultas y tremendas que segadas relucen atrapadas. Pero quizás no escocen tu estructura, tu figura compacta de rumbera, tu distancia de arena y hermosura. si el amor no te ronda las alturas no hallaría una voz que te convenza. Podría utilizar otras palabras
más llanas, más austeras, más fiables, más tercas, yo diría más sensuales más sencillas, en fin inmensidad, locura, fiebre, mirada, inolvidable, celo y suerte, deseo y ansiedad, angustia, exceso. Pudiera socorrerme otras palabras más concretas, más prácticas, más ciertas, más de hoy, más agudas, y desiertas, más claras y objetivas y probadas. Que nombre cantidad, fortuna, peso vanidad, pasaporte y baratijas, comidas importadas y valijas de una salida cara y sin regreso.