Ahora, que tenemos las ventanas abiertas
entre almas cerradas.
Ahora que las flores no destapan ataúdes,
si no que los abotonan a la tierra.
Los árboles crecen torcidos,
la tierra llueve, el agua seca.
No hay llanto que te cure,
ni ojo que profetice
el humo que te ahoga.
Soy el que soy,
nadie puede remediarlo.
Ahora, en la hora violeta de dedos
de diosa con velo de cobre,
Ahora que los silencios brotan
entre las ratas sumergidas.
Ahora me doy cuenta que no puedo escapar
de lo que soy ni de lo que fui.
Y que sigo muerto y nunca...