Pobre de aquel
que busca una palmera para componer
una canción que venda copias a granel
en la marca que le dio oficio en la menor cordura.
Pobre de aquel
que va escuchando gritos pero nada más
cuando el aplauso suele darnos la verdad
la justa dimensión en esta profesión sin meta.
Pobre de mí
que miro más allá de mi nariz
que vivo en el futuro, en mi país.
¡Hay tanto pobre por ahí!
Y pobre del que no ha de empobrecer
para crecer.
Pobre de aquel
que avanza un paso pero vuelve cinco atrás,
encuentra el oro mientras pierde mucho más
que fallo, digo yo, y pobre del que no lo entienda.
Pobre seré
si no prevengo de la piedra al pie,
si no obedezco al ojo cuando ve,
si no hago caso al porvenir,
si canto solo para subsistir
y no vivir