Tu casa, mi casa, nuestra casa...
ha de tener aleros
que aniden golondrinas
y un canto de jilgueros
del patio a la cocina
y muchas mariposas
en todas las encinas,
ha de tener la casa.
Y ha de ser la guarida
de todas las canciones,
que andarán escondidas
en todos los rincones,
por los duendes traviesos,
los duendes juguetones,
que habitarán la casa.
Tendrá una chimenea
con leños encendidos,
yo, leyendo poemas,
y tú, con tu tejido
y a tus pies, nuestros perros
se quedarán dormidos
felices en la casa.
Y ha de tener un cuarto,
guardián de los recuerdos,
que iremos conservando
con el paso del tiempo.
Serán nuestros tesoros,
cuando seamos viejos
los dos en nuestra casa.
Se llenará de estrellas
que cada madrugada
estarán todas ellas
en todas las ventanas,
esperando el relevo
del sol de la mañana
que inundará la casa.
No ha de tener la puerta
ni llave, ni pestillo;
de par en par abierta,
por si quiere el amigo
compartir nuestra mesa,
la sal, el pan, el vino,
que siempre habrá en la casa.
Y ha de llegar el día,
el día más deseado,
que sea nuestra casa
un sueño realizado.
Ha de llegar el día
en que por fin vivamos
en nuestra amada casa.