Letra y música: Rubén Cruz / Néstor Soria
Balanceándose en un sulki
con su yegüita lerdona
va camino a Monte Grande
mi buena Comadre Dora.
Lugareña conocida
por su virtud curandera
bruja el martes por la noche
le reza a un diablo de tela.
La cumbrera de su rancho
llena de ganchos de alambre
guarda bichos, ropa y fotos
de tantos trabajos que hace.
Por pagarle sus favores
le canto, Comadre Dora
deme un gajito de muña
para prendar una moza.
Con un rosario de huesos
y un puñadito de guano
va secando embichaduras
mingadas por sus paisanos.
Se adormece un angelito
cuando le cierra la frente
y ahuyentando la ojeadura
su agua bendita y aceite.
Enrollando un trapo rojo
sus manos miden ombligos,
y encogidos del empacho
los changos manchan el piso.
Mi buena comadre Dora
cuando la llamen del cielo
no se olvide sus yuyitos
por si algún santo anda enfermo.