El tiempo en esa habitación no corría,
tapicería demodé y c**aína.
Tengo mil razones para desesperar,
apago el silencio y miro cómo te quemás.
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan otra vez.
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan y la suerte apuesta por mí.
Po, po, po, ¡Miss Bolivia!
Me mata, me mata, se me vuelan las chapas,
pega hasta la médula como balas de Ithaca.
La suerte, la suerte, un “toma y daca”,
a veces te llega, otras se te escapa en tu cara.
Me mata tu mirada,
vayamos hasta el fondo, a todo o nada,
que esta noche quemo como lava,
vamos, ven conmigo, pá, estoy cebada.
Estoy en carne viva, como encendida,
“amor” es la catana que te sana las heridas.
Sé que te duele la vida,
pero la suerte apesta, la cena está servida.
La apuesta está perdida, la luz está prendida,
la gente que delata la miseria y se olvida.
Yo me pregunto, sin amor, ¿Qué sería?
Oscuro de noche, oscuro de día.
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan otra vez.
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan otra vez.
Siento que me puedo enamorar,
lo que queda no es amar,
tu cara me mata, y la suerte apuesta por mí.
Es Miss, es Miss Bolivia, guacho,
Abril…
Y al final el tiempo se hace espuma
cuando vos te vas de mí.
¿Tu cara qué? ¿Qué?
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan otra vez.
Tu cara me mata, lo sabés;
los ojitos te delatan y la suerte apuesta por mí.