En las puertas de tu iglesia
Miramos tu adoración
Fieles tuyos con túnicas negras
Exprimen un corazón
A alguien sin culpa que a ti se reveló
Su cuerpo inerte en la piedra
Su cara pálida sin expresión
Es iluminado por un rayo de luz
Y su pecho es grita abierta
Claro de luna que al altar entró
Claro de luna que a ti te iluminó
Claro de luna que al altar entró
Al sentir tu presencia
Gritos llenaron el lugar
Intentaron correr
Pero en el fuego ardieron otra vez
Otra vez
AL pasar la noche sólo aquel cuerpo quedó
Con los ojos abiertos llenos de terror
Fue el precio que pagó por su traición