Estoy bebiendo de la copa, de la copa más fina y frágil de la inspiración. Afuera llueve, llueven palabras, mojando la vereda la poesía final. Mi cabeza cae sobre la mesa, despegada por una mujer; el alcohol del amor es tan fuerte que no hay alma que no arda en dolor. Estoy probando este cáliz, el cáliz más fino y puro de la seducción. Afuera crujen, crujen las puertas. salidas de amores viejos que no quiero ver. La tristeza parte toda la pieza y estrangula a mi corazón, el temor a que vuelva es tan fuerte, que no hay vida que me esconda de vos. Déjame solo toda la noche. La tristeza llueve sobre la pieza en cascadas por una mujer; el alcohol del temor es tan fuerte que no hay vida que no arda en dolor.