[R.Iorio] Rob? un auto para trasladarse hacia las soledades vivientes. Sentirse, muy cerca de eso era su sue?o m?s ardiente. Aprovechando el apag?n de la ciudad capital, y renunciando a las amargas sales, para nunca, para nunca volver. Jam?s se estacion? en su suerte, por eso no lograron detenerlo las autoridades camineras, ni los mec?nicos desperfectos. S?lo el cielo de la pampa lo vio, como un rayo cruzar el desierto, y a una simple joven sin planes, de un peque?o gran infierno arrancar. Condujeron sus propios destinos por el sendero que el mundo esquiv? y pudieron sentirse su estado, su patr?n, su ?ntimo Dios. No pudo doblegarlos el invierno con el azote de sus vientos, mientras refugio levantaban, en las vivas paredes de un cerro. El amor hijos les dio al nacer, y al Dios vivo agradecieron el no permanecer prisioneros del urbano acostumbramiento. Condujeron sus destinos por el sendero que el mundo esquiv? y pudieron sentirse su estado, su patr?n, su intimo Dios.