Luz, ¡que bonita luz! háblame del sol, dame su calor, y háblame del mar, de esas olas que destrozan. Bienvenido, desgraciado al planeta de los esclavos, los mendigos y los perros traicioneros ¡cuando hay hambre!. Desgraciado, ¡destroza tu cuerpo! si no quieres ser devorado. ¡Y enloquece! si no quieres ser humillado.