Encerrado en mi torre de marfil, la soledad del cuarto del hotel, bajo el peso de mi propia ley perdí, mi propia ley que es roce de tu piel. Esperándote con ansia en plaza Francia, la fragancia de tu rosa en mi pellejo, que no pude borrar en 4 días, malditas despedidas, me están volviendo viejo. En el ropero dejé la campera de cuero, ahora soy un torero retirado de los ruedos. Mi dinero me lo gasto en elegancia, esperándote con ansia en plaza Francia. En mi cárcel de cristal, te espero, mas allá del bien y del mal, te quiero. Con mi tarjeta dorada no me puedo comprar nada, el amor no se puede pagar. Saco pecho y camino por el techo, otra vez va a ser mejor comprarlo hecho al amor.