Marchita el alma, muerto el sentimiento mustia la faz, herido el corazón vagando errante por camino incierto sin esperanza ya, sin esperanza de alcanzar su amor Yo quise hablarle, y decirle mucho, mucho y al intentarlo, mi labio enmudeció nada le dije, porque nada pude pues era de otro ¡ay!, pues erade otro ya su corazón Vagando errante por camino incierto sin esperanza ya, sin esperanza de alcanzar su amor Yo quise hablarle, y decirle . . .