Nada que ver con la común historia nadie me quiere, todas esas cosas. Ella fregaba suelos nunca se compró ropas por darle un buen colegio multiplicó las sobras. Cuál sería el instante, quién le enseñó estas cosas, cuándo probó la muerte y amaneció entre sombras. Qué te puedo dar que no me sufras, qué te puedo dar que no te hunda, que no vea en tus ojos reflejos de cristal que me mata tu angustia que me puede tu mal. Qué te puedo dar. Quiso ayudarle sin saber ni como y aunque no pudo fue vendiendo todo. Pero todo era poco para un saco sin fondo, un golpe a una farmacia, algún pequeño robo. Ya de vuelta en la casa del hospital sabía, que más pronto que tarde, la herida se abriría. Qué te puedo dar que no me sufras, ... Con la prudencia que dá la locura buscó los datos, aclaró sus dudas. Con un último esfuerzo le compró la más pura, y al mirarle a los ojos se le borró entre bruma. Él creyó que soñaba en el fugaz instante en que acabó su tiempo abrazado a la madre. Qué te puedo dar que no me sufra, ...