No se me ocurre otra manera
de seguir en pie de guerra
que cobijarme entre tus brazos
practicando el "cuerpo a tierra".
Y camuflarme con tu carne
en su pasión más incivil
para hacer frente a la jauría
cuando escape del redil.
No se me ocurre otra manera
de seguir en la trinchera
con un beso por fusil,
con un beso por fusil.
No se me ocurre otra manera
de seguir no sé hacia donde,
que ir tras el humo que señala
el fuego que tu cuerpo esconde
para encontrar la luz fugaz
de algún relámpago de abril
que me descubra un claroscuro,
una silueta, algún perfil.
No se me ocurre otra manera
de seguir en la trinchera
con un beso por fusil,
con un beso por fusil.
No se me ocurre otra manera
de vencer la eterna duda
que someterme a la verdad infinita
de tu piel desnuda,
más poderosa que la tiranía
de cualquier reptil
encaramado a las basuras
de su torre de marfil.
No se me ocurre otra manera
de seguir en la trinchera
con un beso por fusil,
con un beso por fusil.