Podría contar tantas cosas del pueblo donde nací,
de la simpleza de mi gente,
de su humildad, de su trabajo...
de sus ambiciones postergadas,
de su silencio, de su amor.
Podría hablar de la inmensidad de un amanecer,
de la tristeza de un tren partiendo
llevándose un amigo muy lejos, quien sabe adonde...
del primer amor, una flor entre las manos
esperando a la salida del colegio,
un banco de la plaza y el cine los domingos,
de todo un mundo de ilusiones
que el mismo lugar transforma en realidad o en olvido.
Y mi gente, me dio tantas cosas
como ellos nunca sabrán,
aprendí tanto de mi abuelo arando su tierra,
de mi padre trabajando la madera,
del amor de mi madre por nuestra casa...
de vivir entre calles de tierra,
de compartir la alegría de mis hermanos,
de sonar en mil noches perdidas
con futuros inciertos...
Podría hablar de tantas cosas,
del potrero y mi camiseta de fútbol,
del día mas feliz de mi infancia,
cuando los camellos se comieron todo el pasto,
se tomaron toda el agua,
y el negro Baltazar nos dejo un mecano...
Y mis pantalones largos,
y la escuela secundaria,
y los bailes de estudiantes,
y mi primera guitarra,
y salvador Gangone tocando su violín,
y mi amor eterno por la profesora de matemáticas,
y yo siempre buscando el camino,
siempre buscando el camino.
Porque soy el sueno que una vez
soñaron los míos alcanzar...
porque soy mi pueblos,
con mi pueblo volveré,
yo volveré...