Él pintaba paredes que otros lucían, Él pintaba la cuna en que yo dormía Y cantaba bajito acariciando Valsecitos, milongas y algunos tangos. Él cantaba bajito acariciando. Él mateaba debajo del limonero Los domingos de julio, de abril o enero Y miraba la vida desde su hombría Y enseñaba a vivirla con valentía. Él miraba la vida desde su hombría.
Él hablaba el idioma de la ternura Con muy pocas palabras y mil dulzuras Y quería las cosas que yo quería Mis amigos, mi canto, mi rebeldía. El quería mi canto, mi rebeldía. Él se fue una mañana de abril y soles Rodeado de parientes y algunas flores Mi abrazo que era suyo quedó solito. Mi viejo es el amigo que hoy necesito.