"Maleva, que has vuelto al nido de tu garufa arrepentida, ya no sos la mantenida que deslumbraba en el Pigall. Ya no tenés más berretines de lujo y milonga, de vicio y placer. Volvés a tu vida primera y la milonguera vuelve a ser mujer. Tal vez algún día, oyendo un tango malevo, arderá en tu alma un deseo que matará el corazón.
Vos, que siempre fuistes la reina de los festines, ya no querés copetines ni tangos de bandoneón. Y ahora, de nuevo en tu barrio y por todos respetada, viendo tu vieja encantada con tu regeneración, dentro de tu corazón has de pensar que el cariño tendió su manto de armiño para abrigarte mejor"