Me torturé sin ti y entonces te busqué por los caminos del recuerdo y en el pasado más lejano te agitabas por volver y por librarte de ese infierno. Y se arrastró hasta mi tu vida sin amor, con su dolor y su silencio, y disfrazamos un pasado que luchaba por querer volver. Y fuiste tu la que alegró mi soledad, quien transformó en locura mi pasión y mi ternura y en horror mis horas mansas. Tu, mi tango triste, fuiste tu y nadie existe más que tu en mi destino
y hoy te haz hecho a un lado en mi camino y es muy tarde ya, para volver llorando atrás y contener la angustia, que por mustia duele mucho más. Se desgarró la luz y enmudeció mi voz, aquella noche sin palabras, al ver que tu alma estaba ausente y a tu lado siempre yo como una cosa abandonada. Y se arrastró hasta ti, la sombra de otro amor y otra voz que te llamaba y me sumiste en un pasado que luchaba por querer volver. Bis III y IV