Es una chica más, que toma el ascensor,
del hormiguero gris donde trabajo yo.
Ojos de sueño en el personal,
todos los días igual.
Jamás la vi charlar, jamás la vi reír
ayer imaginé que se fijaba en mí.
No tiene nombre ni dirección,
no sé de donde salió.
Dentro de este laberinto
de cemento y de cristal,
en algún lugar perdido
ella piensa en mí, quizás.
La chica del ascensor
me hace subir la tensión.
Es una chica especial,
es un pecado mortal,
para mi corazón.
La chica del ascensor
me hace perder el control.
La tengo que liberar
de su prisión de metal,
para escapar los dos.
No es una chica más se sale del montón.
Es una realidad y una alucinación
me vuelve loco tal como es
no pregunten porque.
Tomar el ascensor y no salir jamás,
es mi definición de la felicidad.
De los domingos mejor ni hablar,
los odio cada vez más.