Me siento a oírte todos los días
vas a contarme penas, y alegrías.
Tus tantos años te han arrugado ya,
y ahora te queda melancolía.
Con tu figura tan demacrada ya,
con tus cabellos con tantas canas ya
con tus heridas, te has resignado ya;
y pasa el tiempo, de mi lado te vas...
Por eso canta una canción conmigo,
canta un valsecito añejo, canta
porque sino el tiempo no te va a alcanzar.
Caminemos otro rato,
¡Viva!, ¡Viva!, ¡Viva!, tu pasado.
Sígueme dando consejos, para mi verdad.
Cuántas vueltas da la vida
y de repente cuando al abrir la puerta
me encuentre junto a una soledad siniestra.
Sin tus palabras y tus consejos
que cuando viejo ya no harán falta.
Cuantas vueltas da la vida y pensar que hace,
no sé veinte o treinta años,
me llevabas de la mano
por la placita del barrio
dándome los primeros consejos.
Y hoy, yo un poquito más cansado,
tú más viejo y arrugado,
los dos juntos caminamos,
por la placita del barrio.
Pero ahora, ahora todo está cambiado,
mira aquellos niños pequeños,
que ves jugando en la tierra
no son los mismos de entonces
con los que yo jugaba,
esos son los hijos de mis amigos.
Y ahora yo, yo estoy como tú
en aquella época dándole uno de tus consejos
al mayor de mis dos hijos.
Te das cuenta cuántas vueltas da la vida.
Por eso,¡Bravo! viejo, ¡Viva!
que supiste de ilusiones
cuando menos las tenías
Y te graduaste de hombre,
y te graduaste de hombre,
en la escuela de la vida.