Yo soy tierra de mazorcas
de palmeras y chagual
tengo el cuerpo hecho de alturas
todo el mar es mi sayal
y en la nieve de mí
frente hay latidos del volcán.
Con mis manos tejedoras
bordo vuelos de quetzal
quiebro cuarzo con los puños
de invencible guayacán
abro surcos luminosos
en el suelto del metal.
Recostada en el regazo
de mi cielo ecuatorial
por mis venas turbulentas
corre en verde manantial
el oleaje sin reposo
de la vida torrencial.
De la arcilla de mis valles
de mi luz en vendaval
nacen hombres que cultivan
la tibieza del maizal
son aquellos que vendimian
la turquesa y el nopal
son aquellos que proclaman
la vigilia del cristal
que construyen la aventura
de mi azul meridional.
Yo soy tierra de mazorcas
de palmeras y chagual
tengo el cuerpo hecho de alturas
todo el mar es mi sayal
y en la nieve de mi frente
hay latidos del volcán.
Soy la savia que se entrega
como el agua y como el pan
arreboles de alba cierta
son mi sola majestad
y en mi pecho tengo escrita
la palabra libertad.