Florecida de Historia y revivida, bautizada en la roca y en el agua, construida de siembras y caminos ibas creciendo, madre milenaria. Germinabas en vástagos bullentes y forjabas en castas soberanas tu alimento más dulce, su descanso; tu madera más dura, su batalla.
Y nacían países en tu seno. Territorios de sol, cumbres violetas, extensiones de sueños que soñaran mazorcas ya perdidas en la niebla. Latitudes, confines, vastedades que surgían de lluvias o de abras. Naciones de tu amor encarecido naciendo, por tu amor, iluminadas.