Ella sí que es morena
con los ojos oscuros
como el carbón y la luna nueva,
pero igual ya la viste
en la Puerta del Sol,
en el tramo de calle
que llega a Callao.
Me despierta del sueño
de los despistados
la voz que me dice:
"Ey, ey, moreno,
ey, ey, moreno,
ey, moreno sé bueno
y por cinco duritos
te doy un poema
con un dibujito.
Ayúdame moreno."
Ella sí que es morena
con los ojos que saltan
y la piel brillante color canela.
Ella sube la calle
y la vuelve a bajar
y te para, y te mira,
y te vuelve a mirar,
"por un niño moreno"
y te vuelve a contar,
y te cuenta, y te dice:
"Ey, ey, moreno,
ey, ey, moreno,
ey, moreno sé bueno
y por cinco duritos
te doy un poema
con un dibujito.
Ayúdame moreno."
Ella insiste, y te cuenta,
y le dices que no,
"por un niño moreno",
y le dices que no,
"no te vayas moreno",
y le dices que no,
y te cuenta, y te dice:
"Ey, ey, moreno,
ey, ey, moreno,
ey, moreno sé bueno
y por cinco duritos
te doy un poema
con un dibujito.
Ayúdame moreno."