Los ojos de tu carne ven el brillo Del insufrible sol, tu carne toca Polvo disperso o apretada roca; El es la luz, lo negro y lo amarillo. Es y los ve. Desde incesantes ojos Te mira y es los ojos que un reflejo Indagan y los ojos del espejo, Las negras hidras y los tigres rojos.
No le basta crear. Es cada una De las criaturas de Su extraño mundo: Las porfiadas raíces del profundo Cedro y las mutaciones de la luna. Me llamaban Caín. Por mí el eterno Sabe el sabor del fuego del infierno.