Agarradita a la punta de tus dedos. No la sueltes, no quiere caer primero. Han pasado tantas horas que alguien le dio luz al cielo. Congelada en ese taxi, no se mueve, no le dé por abrazarte. Agarradita a la punta de tus dedos. Esperará un año, siete días y dos besos,
sólo para encontrarte y recuperar un tiempo, dos o tres, o quizás cientos. Y le pondrás una medalla en el corazón que pinchará, que llevará con honor. Y le pondrás una medalla en el corazón que pinchará, que llevará con honor.