La tierra de Borinquien donde he nacido yo, es un jardín florido de mágico fulgor. Un cielo siempre nítido le sirve de dosel y dan arrullos plácidos las olas a sus pies. Cuando a sus playas llego Colón;
Exclamo lleno de admiración; "Oh!, oh!, oh!, esta es la linda tierra que busco yo". Es Borinquén la hija, la hija del mar y el sol, del mar y el sol, del mar y el sol, del mar y el sol, del mar y el sol.