No era el hombre ms honesto Pero l... Era un hombre valiente y fiel Tampoco la piedad se cobijaba en l Malviva, alquilando por tres maraveds Su espada y vizcana en Ajustes de poco lustre y de peor fin Eran tiempos duros y haba que buscarse el pan Reinaban la picaresca, la espada y el "voto a tal" Brilla el acero en su mano Perla su cara el sudor Donde el mar no tiene dueo ir... Ir a buscar A su espalda, una sombra y a pie Le segua sin perder ningn detalle Pareca aprender Su mirada reflejaba calma y paz Su voz grave y familiar Relataba leyendas de la antigedad
Algo misterioso le envolva, no dorma jams Cuentan que se alimentaba del relato popular Brilla la Cruz de Santiago En su pecho, por el Sol Su rostro jams descubri Su nombre ocult En el tejado del tiempo En el desvn de los sueos Se ahoga una voz: "No creas en todo lo que veas Slo haz caso a tu intuicin Y si albergas la duda Nunca hallars consuelo en tu interior Lanza bien los dados Porque el juego del camino ha comenzado Agudiza tu ingenio Srvete de mancias Srvete del tarot Lee en el alma del bosque Y adivina dnde la muerte se escondi"