Juancito va,
Riendo por el potrero viejo de alfalfa.
Y una mariposa blanca lo lleva,
Lo lleva en su vuelo blanco hasta el cementerio,
Donde la tierra durmió con el sueño largo,
Oscuros abuelos.
Juancito va,
Jugando al equilibrista por los tapiales.
Y un lerdo horizonte de cruces quietas
Vigila su vuelo niño de travesuras,
Mientras la siesta desploma su voz caliente
De hondas lejuras.
Y solito, Juancito aprende en la siesta,
A mirar de lejos, y a ver de cerca.
Juancito va,
Leyendo con su dedito, bien de cerquita
Los dos nombres gringos que lo entreveran,
Borrosos de tiempo y soles de altos veranos,
Y le recuerdan galopes de indiada brava
Y viejos arados.
Juancito va,
Tratando ese caminito de la laguna,
La tarde flamea como un pañuelo,
Y un vuelo de gallaretas lo va llevando,
Mirando el cielo, más rubio que el trigo rubio
Que va pisando.
Y solito, Juancito aprende en la siesta,
A mirar de lejos, y a ver de cerca.
Prari, papa, prari, papa, prari, papa,
Juancito va.