Entre las luces del escenario Se alza la firme sombra de un hombre Que se revuelve entre las guitarras Con voz de chelo y acento noble Marca su gesto, brazo en el aire, Un violín Becho que al amor nombra Y en un adagio que lo estremece Mezcla su sangre con la milonga Su canto hiere, su canto manda, Su queja es pura pero acompaña,
Corazón solo por el planeta Sembrando flores en la tormenta Y ya se enciende y es más gigante La luz certera de su canción Y su ternura dura y serena Nos abre un surco en el corazón Mientras lo aplauden él sigue quieto, Guarda su cara de las sonrisas Y no hay bordona que lo consuele De sus amores, ni las cenizas