De su ventana abierta hacia la noche
tiende una red en la orilla del cielo.
y suelta amarras para derramarse .
a navegar hasta el más profundo vuelo
Descubre a los habitantes
de la ciudad sumergida
son casi sobrevivientes
de una oscura pesadilla
y salta sobre las sombras
la vía láctea es el mar
y las estrellas
son peces de cristal
Vengan aquí, hay que trepar al cielo
Dejen volar al hacedor de sueños
Y va saltando por las nubes altas
y la ciudad se quita sus sombreros
de chimeneas, techos que abren,
para dejar volar todos los sueños.
Recoge el agua del alma
la lumbre de los amantes,
y al amanecer derrama
una lluvia de diamantes
que nos moja y nos enciende
a la hora de zarpar
hacia la luz mansa del
despertar.