Bailo como baila la Tarara para los muchachos, Cuando se vayan lloraré para que beban los gusanos De la savia que no han querido los gatos Y el establo encharcaré, Ando igual que un toro sin resuello que enseña la frente, Que lleva en cada cicatriz luciérnagas resplandecientes, Y levanto polvareda en las tabernas Si la luz no deja ver, Renqueando, los jamelgos, Vienen raudos a mi encuentro, En esta casa sin leyes, No me pesan los aperos, Ni quién llegará primero: En mi yunta sobran bueyes,
Los visillos descorridos van a pronunciar mi nombre Y la mierda lamerán de la cresta que me sobre, Sin replicar, Renqueando, los jamelgos, Vienen raudos a mi encuentro, En esta casa sin leyes, No me pesan los aperos, Ni quién llegará primero: En mi yunta sobran bueyes, Las cloacas no sollozan si no las toca el calor, Ensombrecidas, La penumbra está risueña y se empapa del color Que yo le pida, Y cuando digan que en este remanso El dolor no se durmió, Será mentira.